Perdiendo y encontrando los límites

Hoy pensaba en límites.
Normalmente no me gusta pensar en ello. Prefiero pensar que soy una mujer sin límites: sin límites en mi capacidad de crear, sin límites en mi capacidad de crecer y evolucionar y aprender, sin límites en mi capacidad de amar o apasionarme con algo. Siempre me he definido así: sin límites.
Pero hay situaciones, momentos, historias, personas, ambientes, cosas, recuerdos, fantasías, etc que llevan casi imperiosamente a plantearlos, considerarlos, construirlos o reconstruirlos si los hemos dejado en el olvido, o los hemos incendiado al fuego de la pasión, o los hemos anegado en un mar de lágrimas.
Cuándo perdí los límites? No aquellos que nombré antes, aquellos que son para bien. Sino los otros…. Mis límites que evitan que mi esencia se disperse, que mi energía se agote en su afán de volver fértil la arena del desierto.
Todo es posible. Lo sé.
Creo en eso.
Pero todo aquello que queremos, y aún más,  que podemos lograr con un gran esfuerzo,  nos hace bien?
Heredamos la sugestión impuesta desde el inconciente colectivo donde todo lo que haya resultado del esfuerzo denodado es valioso. Y no siempre es así. Muchas veces agotamos nuestra vida en cosas que no nos sirven. Y muchas más aún, tan empecinados como estamos en esa tarea, agotamos nuestra vida en algo que cuando lo vemos concretado ya no sirve, porque el entorno cambió, porque nosotros ya no somos los mismos y por ello lo que necesitamos ahora es diferente.
Todo aquello por lo que luchamos denodadamente se volverá parte de nosotros? Cómo saber cuándo lo que tenemos adelante es un espejismo?
Incluso saber demasiado es un error. Saber demasiado va atrofiando la capacidad de apelar a la intuición, a la voz de las entrañas. Saber demasiado lleva a la omnipotencia de creer tener todo resuelto y tener todo bajo control. Saber demasiado nos lleva a anticipar cosas, y nos impide concentrarnos en el hoy y disfrutar de este único y fugaz momento.
Empiezo a sentir que sin límites me desdibujo. Pierdo forma, me desvanezco sin haber podido llegar a mi esencia, tocarla, expresarla.
Empiezo a entender que la falta de límites me lleva a la inexistencia.

 
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5 respuestas a Perdiendo y encontrando los límites

  1. MARISOL dijo:

    Vive reconociendo tus límites para darte cuenta que estás aquí. No hay nada que sea ilimitado; sólo la muerte.Recibe un abrazote querida Marcela.

  2. ANGELIKL dijo:

    Asi es amiga! Los límites siempre existieron y deben seguir existiendo.No quita q bien empleados nos dejen sin libertad, simplemente son necesarios xq forman parte d la vida.Besitos cielo, cuidate mucho!

  3. Adriana dijo:

    Los límites son el  instinto de conservación,el sentir miedo, el poder decir hasta aquí por nuestro bien.No te sientas menos libre.Hermoso y sabio lo que escribistes.

  4. Neogéminis dijo:

    Hola Marcela!
    hacía mucho que no pasaba por aquí, y el tema de lso límites personales me toca particularmente en estos días, porque ciertas situaciones generadas dentro del espacio "bloguero" ha hacho que me sienta muy cercana a los "límites de la tolerancia" jejejeje, pero bueno, me conozco y creo que con un tiempito de relax mental todo pasará.
    A veces, los límites nos continen como corset, nos aprietan y nos impiden respirar, otras nos acotan dentro de un margen de acción que nos brinda hasta cierta sensación de protección y eso nos hace sentir más cómodos. Hay personas que gustan de cruzarlos peligrosamente, no creo ser de esas, jejeje
     
     
    un abrazo y espero tengas un buen inicio d e semana.

  5. Cardenal dijo:

    Pero qué tienen de malo los límites? y también… qué tienen de bueno? He ahí el dilema. La dicotiledoneidad es proporcional a la ambigüedad del asunto. Los límites pueden llamarse también fronteras. Un país tiene límites con sus países vecinos y a la vez son las fronteras de ellos mismos. No quiere decir que no se pueda pasar de uno a otro. El problema es cuando se pasan muchos permanentemente porque eso crea una superpoblación de inmigrantes y sube el índice de desempleo.También en las carreteras nos piden que limitemos nuestra velocidad. Es que en asunto de límites no se debe andar a las carreras. Por eso mi consejo: tómate tu tiempo para meditar el asunto y no tomer decisiones apresuradas.Bendiciones sin límites

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